Escrito por Jorge Márquez Gaspar @GeorgeMzGr el 8 de junio de 2011.
“Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.” Julio Cortázar.
Así empieza el viaje que recorrí a través de la creación de Días de Septiembre, lanzada el domingo 5 de junio.
La primera pieza “Gotas” me empapa en los sonidos de la lluvia y la voz de este gran escritor que recita uno de sus poemas. Al finalizar, paso a “Pararrayos” que me envuelve en una atmósfera profunda de arpegios de guitarra que desemboca en una tormenta y luego en la calma. Con “LEGO” y su armonía de voces, invoco con su título mi infancia y lo fácil que era construir el mundo a mi manera. “Crissis en el Cielo”, con sonidos de clave morse en un principio, me lleva a volar primero alto hasta menos de la mitad de la canción, para caer bajo y luego retomar la altura hacia el final, siguiendo sin límites por el espacio.
“El Péndulo” con un riff de guitarra repetitivo, mientras el bajo y la batería marcan el tiempo, me hacen oscilar en un movimiento armónico, un ir y venir, tal como lo describe este sistema físico. Al pasar a “1984” me consigo una pieza con una batería y unos riffs de guitarra más pesados, asociándola con la distopía de George Orwell y como Winston Smith despierta de la monotonía y decide luchar contra un gobierno totalitario. Salto, y entre sintetizadores y delays “Espacio y Forma” me lleva a una habitación de figuras imposibles e ilusiones ópticas, donde se expresa la imaginación sin restricciones. Ahí veo una puerta, la abro, y termino mi travesía enfrentando a la realidad a través de una guitarra acústica y una simple letra que discurre sobre la vida y como su objetivo final es la felicidad, en la octava y última canción “Feliz”.
Así, lleno de satisfacción, me quito los audífonos y pienso que es impresionante esta producción, viendo como algo tan diferente a todo lo que se ha escuchado a nivel nacional puede ser tan bueno.
Invito a que cada quien tenga su propio viaje descargando el disco en:
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